jueves, 28 de abril de 2016

Bermejazo Platero de las cumbres (Quevedo)

¡Buenos días a tod@s!


Bermejazo Platero de las cumbres,
a cuya luz se espulga la canalla,
la Ninfa Daphne que se afufa y calla,
si la quieres gozar, paga, y no alumbres.


Si quieres ahorrar de pesadumbres,
ojo del cielo, trata de comprarla,
en confites gastó Marte la malla, 
y la espada en pasteles, y en alumbres.


Volvióse en bolsa Júpiter severo,
levantóse las faldas la doncella,
por recogerle en lluvia de dinero.


Astucia fue de alguna Dueña estrella,
que de Estrella sin Dueña no lo infiero, 
Phebo, pues eres Sol, sírvete de ella.



Quevedo



El soneto se encuentra inscrito en la categoría de la poesía conceptista donde se destaca la creencia de que existen en el universo una serie de correspondencias e interrelaciones que el hombre es capaz de descubrir. Se trata de una poesía en la que encontramos la expresión de los contrarios. La temática principal se basa en parodiar el mito clásico de Apolo y Dafne, por tanto, nos enfrentamos ante un tipo de conceptismo burlesco.
Dicho tono burlesco aparece a partir de los tres motivos principales que componen su esquema temático, el primero de ellos se encuentra en el primer cuarteto donde el autor nos introduce el tema que va a tratar referido a Apolo y Dafne. Las palabras claves que representan lo dicho son: «Nynpha Daphne» (v. 3) y «goçar» (v. 4).
Este primer motivo se complementa con el segundo eje temático que aparece en el segundo y primer terceto, donde el yo-poético describe la forma en que otros dioses fueron capaces de conseguir a Dafne. Esta persecución se muestra mediante lo que podríamos considerar las palabras clave: «compralla» (v. 6) y «gastó» (v. 7). A su vez, este segundo motivo temático viene complementado por el tercer eje temático del soneto situado en el último de los tercetos, en el que el autor emplea el personaje de la dueña para actuar como mediador entre Apolo y Dafne; las palabras clave que representan lo dicho son: «Dueña» (v. 12) y «sírvete de ella» (v. 14).
Por otro lado, cada uno de los motivos temáticos nombrados con anterioridad se construyen mediante un mismo proceso actorial. En las tres unidades temáticas, el yo-lírico no está presente, sino que opta por dirigirse en el poema a la figura de Apolo (Bermejaço Platero) para construir un soneto que burle el mito clásico. Además de insertar los distintos amantes (Marte y Júpiter) que han sido capaces de disfrutar, a través de distintos medios, de la ninfa Dafne.
Debido a todo lo expuesto, podemos afirmar que el soneto se inscribe en la corriente del conceptismo burlesco. Quevedo, desde la literatura, desea desenmascarar los vicios, por tanto es posible aceptar que la composición del presente poema nos lleve a pensar que el autor pretende realizar una denuncia de los vicios sexuales del hombre mediante la parodia del mito clásico de Apolo y Dafne.
Al resumir la articulación temática del poema, se evidencia una estructura en estricta correspondencia entre las tres partes, puesto que se parte de una introducción por parte del poeta sobre lo que va a tratar el soneto (mito de Apolo y Dafne) y se sigue con los diferentes procesos realizados por los amantes para gozar de la presencia de la ninfa, hasta llegar a la especie de consejo que le otorga el autor a Apolo para poder disfrutar de Dafne: ofrécele dinero a la dueña para conseguir a la ninfa.
De la misma forma se puede tratar la simetría que posee la estructura climática del poema. El primer cuarteto parte de una situación de anticlímax que aumenta lentamente en las siguientes estrofas y que se potencia en el último terceto con el consejo del autor hacia Apolo para poder conseguir el disfrute de Dafne.
En lo que se refiere a la estructura externa, debemos señalar aquellos recursos figurativos y estilísticos que actualizan los contenidos temáticos, es decir, pasaremos a tratar el nivel pragmático, léxico-semántico y fónico del soneto.
En relación al nivel pragmático, diremos que encontramos un diseño comunicativo predominante, ya que en el poema se desarrolla un discurso en el que el yo poético ejemplifica los sucesos realizados por otras divinidades para llegar hasta Dafne. Lo dicho se refuerza mediante el uso de la tercera persona del singular: «gastó Marte» (v. 7). Debido a ello, la función comunicativa principal es la referencial.
Sin embargo, debe afirmarse la presencia de una función comunicativa latente, ya que el actor lírico emplea el apóstrofe para hacer una llamada constante a Apolo; es decir, le otorga al dios una serie de consejos para llegar a su objetivo. Para ello, hace uso de la segunda persona: «eres» y «sírvete» (v. 14). Por tanto, el autor emplea al mismo tiempo la función apelativa.
En el segundo de los niveles, el léxico-semántico, destacamos la tonalidad del yo lírico en el léxico predominantemente oscuro en todo el soneto, destacamos como ejemplos: «canalla» (v. 2), «no alumbres» (v. 4), «pesadumbres» (v. 5) y «severo» (v. 9). Esa expresión de la figura de la ninfa como un ‘canalla’ y las distintas formas de conseguir a Dafne por parte de otros dioses, nos muestran cómo el yo-poético quiere que Apolo consiga a dicha ninfa a través de actos oscuros y no mediante al cortejo. Parece que se nos representa a Dafne como una prostituta de un burdel en el que la «dueña» (v. 12) es la que se encarga de recaudar el dinero y ofrecer los servicios de la ninfa.
La expresión de todo lo argumentado, está formada por una serie de términos a lo largo de todo el poema que convergen en una isotopía, la de las acciones llevadas a cabo para conseguir el goce de Dafne: «compralla», «gastó», «levantose las faldas» y «dinero» (vv. 6, 7, 10 y 11). Por lo tanto, el poema está dotado de un alto grado de sensualidad.
Con respecto al lenguaje, observamos que a simple vista podría ser considerado como un instrumento culto en las manos de Quevedo, mediante el cual se hace referencia al mito de Apolo y Dafne de una forma paródica a través de una serie de interrelaciones a las que el receptor debe llegar y desentrañar para entender el significado oculto del poema.
A su vez, en el soneto están presentes figuras literarias como el uso de las diferentes deidades mitológicas: Apolo, Dafne, Marte y Júpiter. La metáfora también se encuentra presente en el soneto a través de: «Bermejaço Platero de las cumbres» (v. 1) para referirse a Apolo y «ojo del cielo» (v. 6) para volver a hacer referencia a Apolo, puesto que es el Dios del Sol. Asimismo, encontramos el uso del hipérbaton, se trata de una alteración gramatical en los versos, tales como: «en confites gastó Marte la malla» (v. 7), «volviose en bolsa Iupiter severo» (v. 9) y «levantose las faldas la doncella» (v. 10). Por último, es interesante hacer referencia a la elipsis del verbo ‘gastar’ que encontramos en «y la espada en pasteles, i en alumbres» (v. 8).
Desde un punto de vista sintáctico resulta llamativa la presencia de unas estructuras sintácticas complejas donde prima la construcción de oraciones compuestas que se corresponden a las cuatro estrofas del soneto. Un claro ejemplo lo encontramos en el primer cuarteto, formado por una proposición subordinada adjetiva («que se asusta y calla» v. 3) y una adverbial condicional («si la quieres gozar» v. 5), además del uso de la coordinad copulativa mediante el nexo «i» en el verso cuatro («para, i no alumbres»).
Encontramos, a su vez, el empleo de los nombres latinos de los dioses «Iupiter» y «Daphne». El único detalle que debe ser nombrado, es que el primero de ellos no posee la forma latina completa, puesto que el nombre latino es Iuppiter y en el soneto de Quevedo dicho nombre pierde una de las consonantes /p/. Desde nuestro punto de vista, esto puede deberse a que el léxico y la sintaxis evolucionan a lo largo del tiempo y aparecen elementos latinos con ciertas modificaciones.
Por lo que respecta al nivel morfológico, resulta de especial pertinencia señalar la presencia de los antropónimos de origen mitológico: Dafne, Marte, Júpiter y Apolo que sirven para reforzar la temática principal (parodia del mito de Apolo y Dafne). Es interesante mencionar el predominio de la sustantivación y la escasa aparición de la adjetivación y los adverbios, ya que nos encontramos ante un poema en el que el yo-poético pretende otorgar una serie de consejos para convencer a Apolo a que intente conseguir el disfrute del placer de la ninfa.
Por tanto, no se limita a describir, sino que predomina la exposición. Los únicos adjetivos con los que podemos toparnos en el soneto tienen una función característica, son epítetos que tienen una función decorativa: «Bermejaço platero» (v. 1) y «Iupiter severo» (v. 9).
Debemos señalar también la importancia de los verbos, donde encontramos el empleo de la tercera persona, para exponer los métodos llevados a cabo por los dioses Marte y Júpiter para conseguir a Dafne; y el de la segunda persona para dirigirse directamente a Apolo. No obstante, es interesante el uso de los imperativos «paga» (v. 4) y «sírvete» (v. 14), ya que refuerzan la exhortación del yo-poético dirigida al dios para que se apodere de la ninfa Dafne.
Asimismo, desde el nivel fónico se refuerza el contraste temático y sintáctico entre estos dos grupos estróficos (cuartetos y tercetos), más concretamente la distribución de la pausa que encontramos a lo largo del poema que permite que el discurrir de los versos sea dinámico. Sin embargo, esa fluidez viene interrumpida por las pausas internas que encontramos en el soneto y, sobre todo, por dos braquistiquios presentes en el cuarto y catorceavo verso. En el cuarto verso («si la quieres goçar, paga, i no alumbres») se hace uso del braquistiquio para llamar la atención sobre el imperativo del verbo ‘pagar’ y en el catorceavo se emplea a modo de vocativo («Phebo, pues eres Sol, sírvete de ella») para realidad una llamada al dios Apolo.
Por tanto, podemos afirmar que se trata de un soneto convencional con catorce versos repartidos en dos cuartetos y dos tercetos con rima consonante. Debido a ello, la estructura métrica del soneto de Quevedo es ABBA ABBA CDC DCD.
En suma, a lo largo del presente análisis se han puesto de manifiesto los indicios temáticos y expresivos que nos permiten localizar el poema en el Alto Renacimiento, más específicamente en el siglo XVII donde comienzan a darse indicios del Barroco a través del movimiento que actúa como bisagra entre el Renacimiento y el Barroco: el Manierismo, donde se busca lo exquisito de la forma, la belleza y la artificiosidad del lenguaje. 


'Un baccio molto grande'

3 comentarios:

  1. ME ENCANTA COMER ESPÁRRAGOS, SEGURO QUE A QUEVEDO TAMBIÉN CONCHA E LA LORA DE TU MADRE, VIVAN LOS FRIJOLES

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    1. Dios bendito sea tu comentario xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

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  2. No he terminado de leerlo porque está plagado de errores de bulto, lo que dice muy poco de la exhaustividad del comentario. Marte no consiguió a Dafne vendiendo la malla y la espada, sino a la mismísima Venus, y Júpiter consiguió copular en forma de oro con Dánae, que tampoco tiene nada que ver con Dafne. En cuanto a la canalla, esta no es Dafne, sino que es la gente de baja estopa que se deshace de los chinches, piojos, etc. al sol porque así ve ven mejor. Lo utiliza Quevedo para rebajar a Apolo. No he seguido leyendo porque tras estos errores garrafales ya no veo el comentario de fiar, la verdad.

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